Hace unas semanas, en un paseo por Lakora, encontré este grupo de narcisos de prado (Narcissus Pseudonarcissus).

No recordaba haberlos visto antes. Nacen entre los 1000 y 2000 metros de altitud justo tras la retirada de las nieves. Contienen, principalmente en su bulbo, una sustancia muy tóxica paralizante. ¿Ves la relación entre el término Narc-issus y Narc-ótico?

En los valles de Hecho y Ansó se le conocen usos medicinales a esta preciosa flor. En otras zonas de la península tenía usos ornamentales y simbólicos. El ganado suele rehuirla, seguramente por su toxicidad. Es curiosa la relación que la mitología griega establece entre esta planta y Narciso en una de sus versiones.

Un joven (Narciso), molesto con el deseo que le profesaba otro muchacho (Aminias), le envía como regalo una espada que finalmente este usará para matarse aunque, antes de morir, maldice a su amado. Narciso, al pasar por una fuente ve su reflejo y como resultado de la maldición queda enamorado de sí mismo. La desesperación por no poder dar satisfacción a su amor por sí mismo le lleva a matarse también. En el lugar de su muerte, nació esta flor. La flor de Narciso.

La luz y la hora eran las peores para retratarlas pero son tan espectaculares que merece la pena publicarlas.

Para variar iba sin cámara, de manera que tuve que tirar de móvil. A ver si aún encontráis alguna.