Las cornadas en estos encierros de los últimos años son cada vez menos de manera que estar cerca de una de ellas se hace de lo más inusual. El 13 desde el vallado de telefónica pude asistir, aunque desde atrás y a cierta distancia, a la cornada que sufrió un ciudadano holandés. Su camiseta presagiaba lo peor.
Iruzkina argitaratu aurretik berrikusi egingo da.