Tras terminar cada sesión de retrato de setas, después de una hora tirado en el suelo, Tomo el hongo entre mis manos para mirar sus rasgos y comprobar después la especie en alguna de mis guías. La mayoría de las veces no consigo identificar al hongo, como en esta ocasión. Quizás es una Mycena. No sé.
Siempre que llega el momento de analizarlas, me sorprendo con su fragilidad pero también con su resistencia. Se yerguen desde la superficie levantando tierra y arrastrando hojas en su crecimiento. Soportan temporales, vientos. A veces nevadas o el sol aún potente del otoño. Después las tomo entre mis dedos y parecen insignificantes. Son resilientes y siempre vuelven.