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OTOÑO ROLLO ZEN

En ocasiones la fotografía de paisaje facilita la conexión con la naturaleza. No siempre es así. Frecuentemente se acude a la práctica fotográfica desde una posición de ejercicio meramente intelectual. En esas situaciones se "trabaja" para lograr la mejor composición con la óptima exposición como reto de perfección técnica. Cuando sucede esto es frecuente mantenerse desconectado del escenario que se fotografía. La razón guía los pasos. Se busca el virtuosismo. Se compite con uno mismo e incluso con los maestros de la técnica o los afines en redes sociales. Esta disposición suele impedir el disfrute del momento y la conexión con el entorno.

Pero hay otros momentos de la experiencia fotográfica de paisaje en los que el panorama, simplemente te atrapa. Reconocer esa vivencia permite asistir al acto de fotografiar, liberado de convenciones, de presión y de dogmas.

La percepción fluye de otra manera. No se trata de poner los ojos en blanco, ni de buscar posiciones de disparo propias del yoga, ni de alcanzar el misticismo oriental cercano a la levitación. Sencillamente, es posible dejarse abrazar por la escena y discurrir con ella. Lo "zen" alude a la meditación y el otoño imprime al paisaje esa facultad de provocar la conexión cuando se le contempla. Conviene aprovechar la experiencia "zen" cuando esta llega con la cámara entre las manos. Para colmo, ¡el cerebro puede seguir funcionando!