Tenía ganas de estrenar la Fuji X100F durante la noche. Ayer, la noche con escasa luna y una temperatura muy agradable se prestaba para la prueba.
Lo primero que constaté es la comodidad que supone manejar una cámara de reducidas dimensiones en mitad de la noche. No pesa y se transporta y maneja con mucha facilidad. La óptica fija equivalente a 35 mm, puede resultar limitante para determinadas localizaciones y encuadres. De hecho, en fotografía nocturna, las ópticas más frecuentes van desde 16 mm a 24 mm. La hiperfocal con esta distancia focal a máxima apertura supera la decena de metros. No obstante, sobre todo en espacios abiertos, esta distancia focal puede funcionar perfectamente.
La apertura de diafragma de la fuji permite abrir hasta f 2, lo que supone una aportación de luz muy considerable que se traduce en la captura de multitud de estrellas.
En la noche de ayer el viento comenzó a arreciar y en algún momento temí que la cámara saliera volando. El trípode que usaba es un compacto ligero pero bastante robusto. Con condiciones de viento racheado se genera cierta sensación de inseguridad.
El manejo de las funciones es muy intuitivo y cómodo.
Uno de los aspectos más importantes en fotografía nocturna es la gestión del ruido que hace la cámara a isos elevados. La fuji X100f dispone un sensor apsc y función opcional de reducción de ruido en largas exposiciones que yo utilicé ayer. En mi opinión, hasta 3200 Iso el resultado es muy bueno. Aún no la he probado más allá de esa sensibilidad.