Minutos antes de la hora azul la luz cambia drásticamente. Los dorados se hunden y brotan los malvas. El cielo azul se apaga y la nieve se contagia de la noche que viene. El sol se infla de rojos y ya no daña a los ojos. Segundos después, desaparcerá. Es el momento de buscar la toma idónea. El momento perfecto no dura más que unos segundos, quizás un minuto. A continuación, el color se esfuma. Los azules y negros se apoderan del paisaje y ya no quedará contraste. Es el Orhi más efímero del día.

135mm. 0,5 seg. f.16. polarizador.