En una noche llena de estrellas fugaces... y de aviones!, encontramos este hueco en el que retratar el imponente Dolmen de Arrako. Mikel Lahidalga, su hija Idoia y yo pusimos las cámaras y luces bajo las estrellas y este es uno de los resultados. El aguazón de la noche impidió que esta toma tuviera trazos más largos pero pienso que queda de lo más aparente.
Dedicada a Idoia que tiene proyectos muy interesantes en el mundo del audiovisual.